Todos alguna vez cuando vamos a otros pueblos y ciudades nos sorprenden los guías con leyendas de ese lugar.
Como creo que la leyenda de nuestro San Antonio pocas veces os la han contado, yo os la voy a contar para que a su vez vosotros la contéis y la apreciéis como lo que es vuestra leyenda:
Hace muchos años atrás vivía en Navalmoral de la Sierra un buen hombre que por lo visto era un poco tacaño, un día acertó pasar por su casa una gitana que como siempre le ofreció de todo, él no la hacía caso pero de pronto una cosa que ella le ofreció le pareció muy interesante, esto era un libro que por dónde quiera que le abriese aparecería escrito lo que él quería saber de su gente en ese momento. El pensó "qué suerte que quiero saber donde están mi mujer, mis hijos pues a mirar en el libro, que quiero saber si me cuidan bien mis rebaños pues a mirar en el libro..."
En cantado de la vida compró el libro a la gitana, claro está que pasando el tiempo le pareció un martirio saber todo de todos, lo bueno y lo malo.
Se hartó y trató de deshacerse de él, lo intentó romper pero no se rompió, lo metió en el horno de cocer el pan y no se quemó ya desesperado alzó los ojos al cielo:
-San Antonio ¡ayúdame! Yo quiero deshacerme de este libro ¡ayúdame! Prometo que traeré a mi pueblo una imagen tuya, ¡la más bella que encuentre!
Dicho esto, el libro lo metió de nuevo en el horno y ardió. La promesa ya estaba hecha, sin más tardar al día siguiente unció las vacas a un carro y se puso en camino hacia Madrid, tardó muchos días en llegar, iba preguntando en iglesias y en monasterios si sabían donde encontrar una imagen de San Antonio. Hasta que después de muchas pesquisas llamó a un monasterio de Franciscano y el monje que le abrió la puerta le dijo:
- Ha venido usted al sitio indicado, abajo en el sótano de este monasterio, según se entra a mano derecha pasando la tercera columna, envuelta en unas sábanas hay una imagen de este SANTO. Vaya hablar con el padre prior.
Ni corto ni perezoso se fue a hablar con el superior pero que sorpresa la suya este padre no sabía nada e insistía que allí en el monasterio no había ninguna imagen de San Antonio, nuestro hombre volvía a repetir.
- El monje que me abrió la puerta me dijo que en el sótano de este monasterio hay una imagen y después de tantos días de viaje, fuera de mi casa, y no me voy sin verla.
El Prior ya no sabía que hacer y como le veía tan obstinado le dijo:
- Mire para que se vaya usted tranquilo vamos a bajar al sótano y lo ve.
Bajaron los dos al sótano y fueron más allá de la 3ª columna y allí estaba "algo" envuelto en unas sábanas, los dos a la vez como si se hubieran puesto de acuerdo, tiraron de las sábanas. Cual fue su sorpresa cuando vieron que allí estaba la imagen de San Antonio, pero el Prior se quedó más sorprendido todavía cuando oyó al buen hombre que estaba con él exclamar:
- ¡DIOS MíO! ES LA IMAGEN DEL HOMBRE QUE ME HA ABIERTO LA PUERTA!
San Antonio, quería ser el patrón del pueblo y así fue como se las ingenió para que esa bella imagen que allí estaba olvidad, fuera traída a Navalmoral de la Sierra.
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